Monólogo: Yo soy María Trinidad Sánchez la más elevada expresión del liderazgo femenino en mi época.
Nací el 16 de junio del año 1784, mi lugar de nacimiento fue en la ciudad de Santo Domingo República Dominicana. Soy hija de Fernando Sánchez e Isidora Ramona, soy una de las personas que nacimos en un país donde fuimos victima de la opresión y la esclavitud, fui la primera víctima del crimen político en la historia republicana.
Pertenezco al grupo de febreristas que luchamos por la Independencia Nacional. Junto a Concepción Bona, sus manos confeccionaron la primera bandera dominicana.
Soy seguidora del pensamiento y acción de Duarte, participe activamente en todo el proceso que culminó el 27 de febrero de 1844, momento decisivo en el que transportó pólvora en sus propias faldas y elaboró muchos de los cartuchos que utilizaron Los Trinitarios esa noche.
Al rebelarse las intenciones anexionistas del general Pedro Santana, me integré a los movimientos conspiradores que surgieron para derrocarlo. Yo alojé en mi casa a los disidentes del general Santana y organicé y orienté la conspiración del 1845.
Intenté por todos los medios legales que los defensores de la Independencia pudieran volver al país, el movimiento conspirativo entre civiles y militares tenía por plan un cambio de gobierno, dejando a Pedro Santana con plenos poderes para que éste ordenara el regreso de los patriotas, para luego derrocarlo.
Al descubrirse la insurrección, fui una de las primeras personas apresadas. Única conocedora del escondite de mi sobrino, Francisco del Rosario Sánchez, a quien le llevé las comunicaciones que le enviaban, jamás lo revelé. Junto a otros conjurados fui juzgada por un Consejo de Guerra que me condenó al fusilamiento. El dictamen del Tribunal dice textualmente, que fuimos condenados como autores instrumentales de la conspiración considerados hasta el momento, y por habernos negado obstinadamente la primera fue a mí a confesar (es decir, a delatar) los principales”.
Con estas palabras dejo ver la entereza de mi carácter, ya que en los interrogatorios se me ofrecía a gracia de la vida si denunciaba a mis compañeros de conjura, pero yo toda una heroína preferí callar y enfrentarme al pelotón de fusilamiento antes de traicionarlos.
Lamentablemente el 27 de febrero de 1845, al cumplirse el primer aniversario de la fundación de la República, llego la hora de mi ejecución. Caminé desde la Fortaleza Ozama hasta el cementerio, donde me fusilarían, y al pasar por la Puerta del Conde exclamé con mucha fuerza lo que siempre había soñado: "Dios mío, cúmplase en mí tu voluntad y sálvese la República”.
Mi muerte fue producto de la fidelidad a mis intereses de la soberanía nacional.
María Leonela Paulino Fernández 20093-0302
Hola amigas,muchas felicidades y les exhorto a que continúen colocando fotos, la guía para el reporte del trabajo final, un poco de historia del recinto y un enlace con los Semanarios 83,84.
ResponderEliminarUn abrazo, !ADELANTE!atte. profesor. José Daniel Martínez.